Pedro y María están estudiando en el
instituto desde primer curso de la Enseñanza Secundaria; se conocen y se llevan
bien, pero no forman parte del mismo grupo de amigos. El año pasado terminaron
sus estudios de bachillerato y se presentaron a la prueba de acceso a la
universidad. Los dos querían estudiar Medicina, carrera para la que es
necesaria una nota superior al 7,6. María obtuvo sólo un 7,5 por lo que no
podía matricularse, pero Pedro se quedó en un 6,5.
Como Pedro padece una minusvalía, dado que no puede mover las piernas y tiene que ir en silla de ruedas, solicita ser admitido teniendo en cuenta que está discapacitado y que deben existir plazas reservadas para personas afectadas por minusvalía.
¿Debe la administración educativa darle la plaza a Pedro, aunque su nota es inferior a la de María?
Como Pedro padece una minusvalía, dado que no puede mover las piernas y tiene que ir en silla de ruedas, solicita ser admitido teniendo en cuenta que está discapacitado y que deben existir plazas reservadas para personas afectadas por minusvalía.
¿Debe la administración educativa darle la plaza a Pedro, aunque su nota es inferior a la de María?
He aquí el dilema.
si
nuestra sociedad aboga por la integración y la igualdad o lo que hoy llamamos
la tendencia a normalizar y a equiparar a todos por igual, ¿ porqué tenemos que negarle a María lo que
tanto desea y dárselo a Pedro aunque no haya conseguido lo que se pedía?
1.- María no ha llegado a la consecución
de objetivos para poder tener plaza en ello estamos todos de acuerdo, a igual
merito y a igual capacidad igual
resultado para todos, pero ¿ quiénes somos todos? ¿ acaso somos las personas
que nos consideramos dentro de la normalidad? Es posible que María ostente un
coeficiente intelectual importante y no haya obtenido la puntuación que
debiera, quizás no ha estudiado de forma
adecuada, sin embargo puede darse el caso de que su coeficiente sea más
reducido dentro de la normalidad y su esfuerzo en el estudio no se vea
recompensado a la hora de tener plaza, pero claro María no está discapacitada
funcionalmente como lo está Pedro.
En este caso, ¿ estamos siendo justos con
María sin conocer sus capacidades intelectuales y sabiendo que se ha quedado a
0, 1 punto de lo que hemos dado en llamar nota
de acceso?
¿ acaso hay que compensar las deficiencias
que obstenta Pedro y que ha sido catalogado como discapacitado, por su falta de
funcionalidad motora cuando tampoco
conocemos su coeficiente de inteligencia, ni tan siquiera si su nivel de
estudio ha sido el adecuado, si ha sabido estudiar o si tan siquiera ha estudiado todo lo que
debía?
Es cierto que la sociedad en la que nos
movemos trata o dice que trata de apoyar aquellos en mayor o menor medida, que
no pueden acceder a todo lo que le rodea en las mismas condiciones, esto está
bien cuando vamos a acceder a algo más funcional, pero cuando el acceso tiene
que ver con las capacidades que en este caso nos ocupa que son las
intelectuales y que vamos a presumir que en uno y otro fuesen iguales, el
tratamiento que se les da a estas dos personas es muy diferente se premia la
discapacidad cuando en las mismas condiciones físicas Pedro no entraría ni de
lejos, María tampoco pero estaría ante la posibilidad de que quedaran plazas
vacantes y la pudieran llamar.
Pero entonces….
Si Pedro entra por su discapacidad se
formará y será médico presumiblemente y
podrá ejercer lo que le gusta aún habiendo sido calificado como no apto su
puntuación de entrada sería de las más bajas con respecto a los demás
compañeros.
María en cambio se quedaría fuera,
posiblemente lo intentaría al año siguiente pero le habríamos provocado la pérdida
de un año académico con respecto a esa carrera, posiblemente hiciera otra cosa
y en algún caso incluso se quedaría en ella y no volvería a optar para medicina
que era su primera opción, es posible que perdiésemos una gran médica pero
ganásemos una trabajadora social, maestra o cualquier otra cosa que se
propusiera estudiar, pero habríamos frustrado su sueño.
Con Pedro pasaría lo mismo si lo que le
gusta es medicina también le provocaría frustración, máxime con sus problemas
de discapacidad añadidos, es cierto que ello le implica no poder hacer ciertas
cosas y por ello la sociedad les tiene que echar una mano para integrarlos
completamente en todos los sentidos pero ¿ a costa de que?
¿qué hacer?
Pensar……
¿Qué es mejor para cada uno, y para la
sociedad? ¿estamos siendo justos? ¿somos conscientes que podemos cambiar vidas?
¿en quién hemos de pensar?
En ambos casos no somos justos a mi forma
de ver, 0,1 puntos no es nada y sin embargo marca la diferencia entre poder y
no poder.
Pero si es cierto que aquellos que tienen
limitaciones y a los que la sociedad les pone trabas por esas limitaciones, han
de ser compensados de alguna forma y en este caso es el acceso para personas
dependientes es un paso más para potenciar esa integración.
Todo lo que hagamos en beneficio para
visualizar las discapacidades está bien pero si no lo comparamos con nada como
el tema de María , porque si lo hacemos nos crearemos dudas de si somos o no
todo lo justos que debiéramos socialmente con todo el mundo. Tarea ardua y
difícil para ello deberíamos ser capaces de analizar muchas variables y siempre
nos quedaría cosas por revisar, es meramente imposible ser suficientemente
justos sin dañar a nadie pero ¿ lo intentamos?
PERO,¿TÚ SABES QUE ES LO VERDADERAMENTE JUSTO?
ResponderEliminarPorque yo no, creo que no todo termina de ser justo, ya que nada nos convence del todo.